¿Cuál es el problema?
En 2020, el volumen total de masa antropogénica igualó a la cantidad total de biomasa a nivel mundial, lo que significa que igualó a todo lo que está vivo en el planeta. Sólo podemos esperar que esta cifra siga aumentando, ya que es clave para resolver los retos sistémicos de la humanidad. Pero tenemos que asegurarnos de que la conquista de los grandes retos de la humanidad no extinga la capacidad del planeta para sustentar la vida. La forma actual de biomanufactura ha proporcionado a la humanidad innumerables soluciones. El bioprocesamiento es la forma más eficiente de alinear el avance humano con una naturaleza próspera. En la actualidad, nuestra capacidad de fabricación de productos biológicos es limitada. A medida que crece la demanda de anticuerpos terapéuticos y terapias celulares (CAR-T, células, etc.). También las terapias celulares personalizadas representan un nuevo paradigma en la producción. La crisis del COVID-19 puso de manifiesto la escasez de infraestructuras de fabricación para la producción de Abs anti-COVID-19 y vacunas. Tenemos que hacer frente a la escasez en la producción de productos biológicos. Estos desabastecimientos suponen una amenaza importante, ya que retrasan, y en algunos casos incluso niegan, la atención crítica que necesitan los pacientes. La prevención de la escasez sigue siendo una de las principales prioridades de la FDA.
¿Cómo lo resuelven?
Stämm quiere que las capacidades biotecnológicas sean omnipresentes para el ser humano. Para lograr este objetivo necesitan proporcionar una nueva infraestructura capaz de superar a la industria actual, pero también debe concebirse dentro de este nuevo paradigma. El planteamiento consiste en construir la primera red mundial de bioprocesadores. Un bioprocesador es una unidad de sobremesa capaz de escalar microorganismos de forma autónoma, continua y estéril. Además, se puede personalizar para realizar diferentes procesos al tiempo que recoge información relativa a parámetros físicos, químicos y biológicos. Desde 2016 Stämm ha trabajado en el desarrollo del Bioprocesador integrando las capacidades de la microfluídica, la electroporación, la fotolitografía y los biomateriales, con el objetivo de automatizar y reducir todas las operaciones de una línea de producción biotecnológica a esta unidad de sobremesa. Para evitar que la naturaleza perezca, Stämm pretende situarla en el centro de todas las actividades humanas incorporando su sistema de conocimiento al proceso de consecución de la prosperidad de la humanidad.