Somos Company Builders

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Cuando comenzamos nuestra viaje a finales de 2013, buscábamos una forma de conectar la ciencia con la empresa a través del Capital Riesgo. Empezamos a investigar el sistema científico buscando startups en las que invertir.

Las primeras conclusiones tras un año de trabajo fueron que había un gran talento en científicos entusiastas que querían crear impacto con su conocimiento, y que no había startups bien formuladas para embarcarse en el camino del Capital Riesgo.

Ante este panorama, tuvimos que decidir qué hacer. Cambiar el sector en el que se podía aterrizar con un modelo de capital riesgo o afrontar el reto de desarrollar un nuevo modelo que resolviera esta limitación.

En aquel momento, el número de iniciativas de creación de empresas (también llamadas venture studios, startup studios o venture builders) no había dejado de crecer. Un estudio de la Global Startup Studio Network ha identificado unos 560 creadores de empresas en todo el mundo. Según este informe, el rendimiento de las startups procedentes de estas iniciativas es sobresaliente en comparación con las startups con vías tradicionales: el 85% de las startups procedentes de company builders consiguen levantar una ronda Seed y el 60% alcanzan una Series A. El mismo informe identifica rendimientos sobresalientes en comparación con las iniciativas tradicionales.

Apoyados en estas experiencias, comenzamos a desarrollar nuestro propio modelo de company builder que requería adaptaciones para potenciar el talento científico.

Identificamos que el trabajo a realizar se centraba principalmente en dos aspectos: el ensamblaje del equipo y una primera formulación del modelo de negocio, que requería entender el potencial de la ciencia propuesta y su capacidad para resolver un gran problema.

En cuanto al ensamblaje del equipo, nos enfrentamos a dos retos. En primer lugar, tenemos que organizar al equipo científico. Por lo general, acuden a las primeras entrevistas sin tener muy claro lo que significa crear una empresa de base científica. La ciencia se lleva a cabo en el mundo académico y en las empresas, pero las dinámicas son muy diferentes. Por lo tanto, en un primer momento debemos trabajar con el equipo científico para entender quién quiere realmente pensar en su carrera en relación con la creación de una empresa y quién no.

Por otro lado, entendemos que las posibilidades de éxito de una empresa científica aumentan drásticamente cuando el equipo está equilibrado entre fundadores científicos y fundadores empresariales. Así que trabajamos para equilibrar los equipos fundadores, ofreciendo a los equipos científicos la posibilidad de conocer a una diversidad de empresarios y ofreciendo a los empresarios la posibilidad de descubrir proyectos científicos maravillosos que pueden cambiar el mundo. Esta interacción es extremadamente compleja. Proceden de culturas y hablan lenguajes muy diferentes, con expectativas en cuanto a tiempos, estética y narrativa que suelen estar muy alejadas. Afortunadamente, hay un elemento común que, en última instancia, permite alinear intereses y motivaciones: el impacto.
Muchos científicos están muy motivados por crear un impacto positivo en la sociedad con su investigación. Y las nuevas generaciones de emprendedores tienen la visión del impacto muy incorporada en su intención de emprender. Esto permite que el impacto alinee realmente los intereses. Las diferencias, que son sustanciales, quedan atrás cuando se busca un objetivo común.

En GRIDX desarrollamos un modelo de creación de empresas en tres etapas en el que experimentamos la metamorfosis de un proyecto científico en una startup de base científica con impacto global.

1 - Explorar

Dado que es difícil que los proyectos científicos se formulen como startups, no podemos esperar a que esto ocurra. Tenemos que buscar a aquellos talentos científicos que quieren impactar aunque generalmente no saben cómo sus proyectos pueden beneficiarse del capital de riesgo, formulándose como empresas.

Para ello, ponemos en marcha un proceso de exploración permanente del sistema científico latinoamericano. Buscamos investigadores y curiosos que tengan un desarrollo relevante que resuelva un problema existente, o que tenga un gran potencial. Visitamos institutos de investigación, laboratorios y universidades, y también participamos en concursos de proyectos científicos y actividades de networking.

No todos los científicos tienen proyectos que pueda sufrir esta metamorfosis, pero estimamos que si hay aproximadamente 200.000 investigadores relacionados con las ciencias de la vida en la región, puede haber unos 20.000 proyectos que podrían seguir este camino. Estimamos esta relación a partir de la experiencia de los últimos años, en los que hemos cartografiado más de 1.700 proyectos. Por lo general, este número de proyectos se mantiene año a año.

Paralelamente, llevamos a cabo una exploración del ecosistema empresarial en busca de emprendedores que quieran tener un impacto positivo a través de la creación de empresas de base científica. Buscamos emprendedores con gran ambición de impacto, que conozcan el sector del Capital Riesgo y que sientan curiosidad por los temas científicos.

2 - Ignite

De nuestra base de proyectos en constante crecimiento, seleccionamos proyectos para que puedan participar en nuestro programa IGNITE. Durante IGNITE pretendemos que el proyecto científico se transforme en una startup con impacto global.

Este programa consta de dos etapas. La primera dura tres meses y en ella trabajan juntos todos los participantes. Durante este tiempo trabajamos para entender mejor cada uno de los proyectos científicos. Acercamos los conceptos de negocios a los científicos, y los científicos a los emprendedores, mientras se van conociendo para formar los equipos fundadores. En diferentes talleres y actividades, evaluamos cuestiones técnicas relacionadas con los posibles modelos de negocio, la ciencia y la tecnología de cada proyecto y las oportunidades de mercado. También consideramos cuestiones más blandas, ya que exploramos las capacidades de todos los emprendedores (científicos y de negocios) en relación con la complejidad, sus posibilidades de afrontarla con un enfoque compasivo y sus habilidades para imaginar y cristalizar futuros.

Necesitamos diseñar equipos que puedan construir empresas de forma compleja, amable y pragmática.
Al cabo de 3 meses, seleccionamos un subconjunto de proyectos. Deben haber hecho el match científico-negocios. A continuación, trabajamos en la siguiente etapa con cada proyecto en particular, para ajustar una propuesta de inversión que se presentará a nuestro comité de inversión. Esta etapa puede durar entre 2 y 6 meses dependiendo de la etapa y necesidades de cada startup.

La mayoría de los proyectos no se han constituido antes de ser presentados al comité, por lo que si la propuesta es aprobada, se formaliza la empresa y la inversión.


3 - Crecer
Una vez que hemos invertido, trabajamos junto a las startups para acompañar su proceso de crecimiento. Este apoyo puede ser una inversión de seguimiento cuando cierran rondas de inversión Semilla o Serie A. Asimismo, facilitamos nuestra red de aceleradoras o inversionistas de capital de riesgo, que desarrollamos constantemente alrededor del mundo, y apoyamos a los fundadores en su proceso de levantamiento de capital.

Por otro lado, trabajamos constantemente en afienzar relaciones comerciales con empresas de la región y del mundo, que estarían interesadas en las tecnologías de las empresas de nuestro portafolio. El proceso de formalización de la transferencia de tecnología entre las startups y las instituciones científicas requiere asesoramiento y asistencia, y en esta etapa también colaboramos con los equipos.

Por último, estamos haciendo crecer una comunidad muy enriquecedora para todas las startups de la cartera. Facilitamos actividades para todas las empresas en las que tratamos de fomentar la colaboración entre ellas, el conocimiento mutuo y la construcción de redes de confianza para que puedan favorecerse mutuamente en el intercambio de experiencias.